
"Con los pies colgados al abismo
los recuerdos vaciándose del alma,
desnuda de ropas, de alas revestida,
tomando pista sin tocar ya el piso
Carmen extendió sus brazos para ser tomada
por la piadosa muerte que le brindaba
más calor que el que le ofreció la vida".
los recuerdos vaciándose del alma,
desnuda de ropas, de alas revestida,
tomando pista sin tocar ya el piso
Carmen extendió sus brazos para ser tomada
por la piadosa muerte que le brindaba
más calor que el que le ofreció la vida".
Tengo una deuda pendiente... hoy quiero creer, sólo creer que le estoy abonando una mínima parte a esta GRAN mujer llamada Carmen y digo grande porque en su propia pequeñez se engendró su grandeza. Una mujer que nació con los derechos a los que todos tenemos derecho pero sólo la tierra cobijó su miseria.
No la conocí personalmente pero siento que la conozco desde aquella tarde porque no se aparta de mi recuerdo y me asalta pero no como alma en pena sino como voz que clama en el desierto.
Esa tarde, en algún lugar del mundo, siendo aún parte de esta vida Carmen fue arrojada desnuda del sanatorio que la albergaba al polvo de la tierra sin más ropa que un catéter en su mano izquierda porque tenía SIDA.
Ya "no pudieron" o no quisieron atenderla, el caso es que alguien sin corazón ordenó la sacaran de su cama sabiendo que la muerte la aguardaba...yo miraba su imagen por la televisión sin poder creer que lo que veía era realidad y no ficción. Oré por ella pero me sentí malvada a pesar de estar tan lejos. Carmen estaba ahí, tirada como un perro viejo, indefensa, asustada, confundida y yo sólo atiné a orar por ella; no pude evitar que las lágrimas rodaran de mis ojos, no podía hacer más así que le firmé un pagaré a perpetuidad antes de que se fuera...algún día contaría su historia y hoy se lo estoy cumpliendo aunque a mi parecer, a medias.
No la conocí personalmente pero siento que la conozco desde aquella tarde porque no se aparta de mi recuerdo y me asalta pero no como alma en pena sino como voz que clama en el desierto.
Esa tarde, en algún lugar del mundo, siendo aún parte de esta vida Carmen fue arrojada desnuda del sanatorio que la albergaba al polvo de la tierra sin más ropa que un catéter en su mano izquierda porque tenía SIDA.
Ya "no pudieron" o no quisieron atenderla, el caso es que alguien sin corazón ordenó la sacaran de su cama sabiendo que la muerte la aguardaba...yo miraba su imagen por la televisión sin poder creer que lo que veía era realidad y no ficción. Oré por ella pero me sentí malvada a pesar de estar tan lejos. Carmen estaba ahí, tirada como un perro viejo, indefensa, asustada, confundida y yo sólo atiné a orar por ella; no pude evitar que las lágrimas rodaran de mis ojos, no podía hacer más así que le firmé un pagaré a perpetuidad antes de que se fuera...algún día contaría su historia y hoy se lo estoy cumpliendo aunque a mi parecer, a medias.
Su imagen era proyectada desde la cámara con distorsionada niebla como si su cuerpo desnudo fuera una vergüenza impura, pude observar la tremenda ironía entre la línea de su vida y la mía, me sentí chica y más miserable que nunca sentada en mi cómodo descanset me reproché mi maldito egoísmo y mis quejas sin sentido. Los kilómetros no debían alargarme la distancia entre su final y mi abismo, eso no me hacía menos malvada que los que pasaban cerca de ella mirándola despectivos.
Su pelo como hiedra silvestre se extendió floreciendo la tierra de alfombrilla de colores...dos nuevas estrellas salieron de sus verdes ojos que miraban a ninguna parte (o tal vez miraban su eternidad)...los minutos pasaron afortunadamente con rapidez hasta que los relojes se detuvieron cuando Carmen cerró los ojos dejándose envolver serenamente en los brazos de la tierra que la acogió con piedad... ¡yo lo vi nadie me lo contó! desde entonces le dejé empeñado el corazón..."El aire se impregnó de olor a rosas, revistiéndola con alas de espuma de mar. Los pájaros entonaron el vals de las flores, Carmen bailó con Gabriel y su séquito de ángeles su primer vals"...eso no lo vi... ¡ella me lo contó!.
Hasta qué punto nos hemos deshumanizado, hasta cuándo vamos a entender que lo único que nos puede mover hacia una vida equilibrada y feliz es el amor a nuestros semejantes.

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