
Normalmente me pongo a escribir cuando ya cesó todo ruido cotidiano, porque la mejor hora para inspirarme, posesionarme de mis personajes para plasmar mis ensayos o pensar qué post subiré a alguno de mis Blogs, es de 1 a 4 o 5 de la mañana, así que por lógica me levanto a las 12 del día. A mis 60 años, ya no tengo niñas que llevar al colegio, ni barro la calle, ni siquiera me entero qué camisa lleva puesta mi marido cuando sale por la mañana a “talonearle” (como dice él), para seguir viviendo, pero por supuesto que mis 6 horas diarias de sueño, no puedo dormirlas de corridito, ¡nooo!! si desde las 8:00 de la mañana (y de ahí p’al real), ya está sonando el teléfono para ofrecerme “pan con lo mismo” y me resisto a dejarlo descolgado, ¿por qué?? Mi celular no lo doy a todo el mundo, mi madre ya no me llama, hace rato que no está ya... pero habrá alguna vieja amiga que me busque para invitarme a la despedida de su hija o anunciarme que ya es abuela por tercera vez, ¡qué se yo!
El directorio telefónico pasó a ser, de un libro de información para encontrar los teléfonos de negocios de servicios, empresas, profesionistas o personas conocidas con las que deseábamos comunicarnos, a la “lista de víctimas” más grande de la historia. Claro está, que aquí hablo específicamente del direcotrio porque resulta que el número telefónico donde vivo, está a nombre de mi padre que murió hace más de 30 años y al que invariablemente llaman preguntando por él dos o tres veces por día para ofrecerle las mismas pendejadas de siempre, además, quiero agregar que a mi sobrina le hablaban todos los días y a toda hora, del departamento legal de un banco para amenazarla por una deuda que era de una omónima suya, y bueno esta es la triste realidad, al despertar, hablo primero con ellos que con Dios…
El directorio telefónico pasó a ser, de un libro de información para encontrar los teléfonos de negocios de servicios, empresas, profesionistas o personas conocidas con las que deseábamos comunicarnos, a la “lista de víctimas” más grande de la historia. Claro está, que aquí hablo específicamente del direcotrio porque resulta que el número telefónico donde vivo, está a nombre de mi padre que murió hace más de 30 años y al que invariablemente llaman preguntando por él dos o tres veces por día para ofrecerle las mismas pendejadas de siempre, además, quiero agregar que a mi sobrina le hablaban todos los días y a toda hora, del departamento legal de un banco para amenazarla por una deuda que era de una omónima suya, y bueno esta es la triste realidad, al despertar, hablo primero con ellos que con Dios…
(continuará)